Educación después del covid: la tecnología es una necesidad básica

Con la posible excepción de la educación básica, ahora está claro que en un mundo pospandémico, cada estudiante necesita su propio dispositivo y una conexión a internet, de tal manera que se beneficien de todas las innovaciones que surgen en el ámbito de los entornos digitales.

Incluso cuando la escuela sea totalmente presencial, el acceso digital permitirá a los estudiantes formar grupos de estudio para hacer la tarea juntos, participar en proyectos de codificación o arte digital, practicar la atención al paciente en un hospital simulado mientras se capacitan para trabajos de atención médica, entre otras actividades.

Es importante enfatizar que el uso de la tecnología en el aula estimula el aprendizaje y puede dar lugar a métodos pedagógicos más efectivos y eficientes. Los estudios científicos ya advertían esta realidad, pero no contaban con datos suficientes para ampliar sus resultados o fortalecerlos. Esto cambió con la emergencia sanitaria, la cual impulsó rápidamente la digitalización de un sinnúmero de procesos relacionados con la enseñanza-aprendizaje, generando una piscina de datos nunca antes vista.

Con esto en mente, podemos asegurar que los entornos digitales se convertirán en un componente clave en la educación del futuro, por lo que la tecnología también ocupará un rol relevante para todos los integrantes del proceso educativo.

Retos tecnológicos de la educación del futuro

Esta situación, plantea varios retos: desigualdad tecnológica, el rol de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para facilitar la educación y cómo hacer un buen uso sin llegar al exceso.

De acuerdo con el Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 346 millones de niños en el mundo no tienen acceso a internet, esto implica que un 29 por ciento del total mundial no tiene la oportunidad de virtualizar su educación.

En México, menos de la mitad de la población tiene acceso a las tecnologías y la otra mitad está en situación de pobreza, por lo que la tecnología no ha sido la solución para que muchos niños continúen con su educación. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el  44 por ciento de los hogares cuenta con computadora, 54.4 por ciento tiene conexión a internet y 10.7 por ciento accede a internet fuera de su hogar.

Innovación tecnológica como solución a la desigualdad

La aceleración de la desigualdad educativa que los expertos observaron durante la crisis de salud global requiere nuevos acercamientos. Un reporte de Brookings Institution sugiere la implementación de algunas estrategias para superar esta problemática y cuyo objetivo se centra en convertir a los niños en aprendices activos, que adquieran las habilidades y competencias necesarias para evitar su estancamiento.

«Proponemos una serie de innovaciones con el potencial de ayudar a dar un salto en la educación; a saber: enfoques pedagógicos innovadores junto con la instrucción directa para ayudar a los jóvenes no solo a recordar y comprender, sino también a analizar y crear; nuevas formas de reconocer el aprendizaje junto con las medidas y vías tradicionales; cubrir una diversidad de personas y lugares junto a profesores profesionales para ayudar a apoyar el aprendizaje en la escuela; uso inteligente de tecnología y datos que permita una adaptación en tiempo real y cuya tarea no sea solamente el reemplazo de los enfoques tradicionales».

Mientras que en el mundo prepandemico estas innovaciones se encontraban al margen de los procesos educativos, ahora estamos en un contexto totalmente diferente. La pandemia de COVID-19 ha llevado la innovación educativa al corazón de casi todos los sistemas educativos del mundo.

Con base en una encuesta reciente de educadores y administradores de educación en 59 países, los profesores Fernando Reimers y Andreas Schleicher señalan:

«La crisis ha revelado el enorme potencial de innovación que está latente en muchos sistemas educativos».

Por lo anterior, la pregunta ya no es cómo movilizar las innovaciones desde el margen hasta el centro de los sistemas educativos, sino cómo transformarlos para que obtengan, apoyen y sostengan aquellos desarrollos que abordan la desigualdad y brinden a todos los jóvenes las habilidades para construir un futuro mejor para ellos y sus comunidades.

Una revolución como esta podría reducir la brecha educativa que ahora se observa; es decir, podría ayudar a millones de estudiantes a ponerse al corriente a través del aprendizaje en línea.

Portada: Flickr

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