La pandemia por COVID-19 no sólo ha generado problemas económicos en el país, sino también una crisis en la educación que está afectando a un sinnúmero de universidades, escuelas y centros educativos, los cuales continúan cerrados y proyectan, para el largo plazo, continuar con sus módulos vía remota.
Esto visibilizará algunos problemas de salud mental y emocional relacionados con las experiencias educativas virtuales que, aunque ya han sido abordadas por especialistas, nunca habían afectado a tantas personas.
Aunque pareciera que abordaremos un tema pesimista, la realidad es que la pandemia podría ofrecer una oportunidad irrepetible para observar, analizar y reflexionar sobre los impactos negativos que el paso al largo plazo en la educación en línea traerá en todos los actores del proceso enseñanza-aprendizaje, aunque con mayor atención en los estudiantes.
Lo anterior es sumamente importante para los creadores de contenido y diseñadores de cursos, pues podría considerarse pieza fundamental para generar experiencias de e-learning de alta calidad.
¿Qué han dicho los expertos?
La emergencia sanitaria ya está causando estragos en las universidades del país, pues de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), más de medio millón de mexicanos abandonará la educación superior y los programas de posgrado debido al cierre de instalaciones y a la interrupción de las clases presenciales.
El subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro Bórquez, señaló que muchos alumnos simplemente dejan de contestar y de entregar sus asignaciones para después abandonar la instrucción académica.
Para el Coordinador Académico del proyecto Jalisco a Futuro 2030, doctor Adrián Acosta Silva, la educación vive una catástrofe silenciosa en el contexto de la pandemia, que se traduce en un proceso veloz de desinstitucionalización; es decir, que el manejo de la crisis está alterando el espacio privado: la escuela es sustituida por la casa familiar; los maestros, por los padres de familia; los espacios de socialización e interacción social que eran los salones y los patios, están siendo sustituidos por las plataformas digitales.
“No hay un algoritmo que resuelva el problema de la cuestión social, no hay aplicación alguna que resuelva el problema de las redes sociales, de las formas de socialización, de los hábitos y rutinas que constituyen el corazón de los aprendizajes sociales, por lo que uno de los retos más importantes a resolver es mejorar las condiciones sociales en contextos virtuales”.
Lo anterior va en línea con varios estudios que han tomado en consideración los efectos de la educación en línea sobre componentes anímicos de los actores del proceso enseñanza-aprendizaje. Al mismo tiempo, hay que recalcar que la ciencia también ha demostrado que el aprendizaje remoto puede ser tan bueno o incluso mejor que el que se lleva a cabo en aulas tradicionales.
Sin embargo, el escenario actual puede llegar a ser frustrante para miles de estudiantes que, aunque ya fueron seleccionados para asistir a las instalaciones físicas de una universidad, con todo lo que ello implica, tendrán que continuar su ruta académica de manera remota, desde alguna sección de su casa, perdiéndose las interacciones sociales e institucionales que los campus pueden ofrecerles.
Aislamiento social, punto clave para la educación virtual del futuro
Con las clases en línea abandonando el corto plazo, los expertos han subrayado la probabilidad de que dicho cambio impacte de manera negativa la salud mental, emocional y académica de cientos de miles de estudiantes en el mundo.
Amy Bintliff, psicóloga del desarrollo y profesora del departamento de Estudios de Educación de la Universidad de California en San Diego, dijo que el desajuste entre las expectativas y la realidad puede ser difícil para los estudiantes. Parte de eso se debe a que los hitos importantes, como puede ser la graduación, no sucederán como ellos los habían imaginado. Además, muchos podrían experimentar dificultades debido a la alteración de la transición entre la fase estudiantil y la laboral.
“Están negociando múltiples identidades, nuevas identidades. Están negociando tener nuevas experiencias, tratando de encontrar su lugar. Muchas de las cosas que podrían hacer: ser invitados a una charla en el campus, a unirse a una nueva red social, entre otras, creo que se están forzando. Es posible que las habilidades de algunos estudiantes para acercarse y probar nuevas identidades no sean tan satisfactorias porque, durante la pandemia, parecen apegarse a personas que ya conocen».
Rayane Alamuddin, directora asociada de investigación y evaluación de la firma consultora Ithaka S + R, indicó que, de acuerdo con los datos obtenidos por su organización, los estudiantes se han visto afectados por el aislamiento social, pues han reportado extrañar las relaciones persona-persona con sus compañeros, así como la creación orgánica y espontánea de vínculos emocionales.
«Extrañan todo lo que hacen en el contexto de su educación universitaria específicamente, porque estas interacciones sociales no solo los alienta a mejorar sus notas y los motiva a seguir participando en la escuela, sino que también aprenden mucho más. Si los profesores tuvieran más habilidades para crear momentos y espacios para que los estudiantes establezcan relaciones, eso podría ayudar a aliviar algo del aislamiento”.
Algunos de estos desafíos podrían extenderse hasta final de año o hasta que las autoridades ordenen la reapertura de los centros educativos. Por ahora los estudiantes continúan lidiando con las alteraciones de sus espacios y con todos los cambios que trajo la migración repentina de las clases presenciales a las virtuales, lo cual es todavía más complejo para aquellos que eligieron carreras que requieren aprendizaje práctico.
Para Alamuddin, es demasiado pronto para decir cómo el cambio a largo plazo afectará el rendimiento académico de los estudiantes, pero la investigación de la primavera mostró que los estudiantes se desempeñan mejor de lo esperado por los expertos, un resultado que atribuyó parcialmente a la ampliación de los cursos binarios del tipo aprobar/reprobar, entre otras opciones similares, por las instituciones educativas estadounidenses. Sin embargo, aún no está claro cómo el hecho de optar por ser calificado en uno de esos esquemas más indulgentes afectará las habilidades de transferencia de los estudiantes y otros resultados en el futuro cercano.
Por su parte, Bintliff apuntó que ha notado que algunos alumnos, durante una etapa inicial, sienten que pueden obtener más créditos mientras aprenden desde casa, pero a la mitad del trimestre la modalidad los abruma a tal grado que muchos terminan por abandonar la instrucción académica.
“Por supuesto, es probable que algunos de los desafíos iniciales para los estudiantes que aprenden de forma remota mejoren con el tiempo. Los profesores de los cursos a veces solo tenían unos cuantos días para mover sus clases en línea en marzo y abril. Algunos todavía estaban descubriendo la tecnología a su disposición. Ahora, están mejor preparados en muchos casos y es más probable que sus estudiantes tengan una experiencia de alta calidad”.
Los instructores también podrían verse afectados por los mismos problemas que enfrentan sus alumnos, apuntó la psicóloga, debido a que muchos de ellos disfrutan de su práctica profesional en gran parte por las interacciones y conexiones sociales que establecen con sus colegas y alumnos.
“Nos encanta que los estudiantes vengan en horas de oficina y hablen con nosotros o cuando nos acompañan a tomar un café. Y asumimos estos trabajos y roles porque realmente amamos educar a los estudiantes dentro de ese período de desarrollo. El trabajo ahora es realmente alienante para todos nosotros, también como profesores. La investigación, el trabajo de campo y otros aspectos han cambiado. Sin embargo, a los profesores les puede resultar más fácil adaptarse que a la mayoría de los estudiantes, ya que los adultos cuentan con mejores habilidades de respuesta para afrontar los cambios”.
De acuerdo con Bintliff , hay algunas pequeñas cosas que esta experiencia negativa podría ayudar a mejorar, como por ejemplo, el aprendizaje de nuevas habilidades relacionadas con el proceso virtual y la independencia tanto de profesores como de alumnos.
No obstante, enfatizó: ‘el crecimiento general, el florecimiento y el sentido de propósito son partes importantes del bienestar. Aferrarse a un propósito, tanto con metas pequeñas como grandes, puede facilitar la experiencia’.